La espondilosis (osteoartritis espinal) es un trastorno degenerativo que
puede provocar la pérdida de estructura y función espinal normal. Aunque el
envejecimiento es la causa primaria, la ubicación y el índice de degeneración
es individual.
Aproximadamente el 80% de las personas con más de 70 años padece una
espondilosis. Su movilidad se limita parcialmente en gran medida debido a la
modificación degenerativa del esqueleto.
El proceso degenerativo de la espondilosis puede afectar a todas las regiones de la columna (cervical,
torácica, lumbo-sacra), afectando a los discos que la componen.
Los discos intervertebrales en estado sano actúan como amortiguadores entre
cada uno de los cuerpos vertebrales y absorben las sacudidas, con el paso de
los años su elasticidad se ve perjudicada debido al desgaste provocado por la
edad o a una tensión continua. Los discos están compuestos de ánulo
fibroso, lamela y núcleo pulposo. Los efectos degenerativos de la edad pueden
debilitar la estructura del ánulo fibroso, haciendo que el "dibujo de los
neumáticos" se desgaste o se desgarre. El contenido de agua del núcleo también
disminuye con la edad, lo que afecta su capacidad de rebotar después de la
compresión (es decir, la cualidad de absorber los impactos). Las alteraciones
estructurales de la degeneración pueden disminuir también la altura del disco y
aumentar el riesgo de una hernia discal.
La espondilosis causa la rigidez de la columna vertebral
En este proceso de transformación, las vértebras aumentan en sustancia
ósea, y en la columna vertebral se forman osteofitos de distintos tamaños que
pueden provocar la rigidez de los cuerpos vertebrales inmediatos. Esto
significa que la columna vertebral deja de ser elástica en esta zona, pero se
mantiene estable y protegida de una hernia discal. No obstante, la espondilosis
también puede ejercer presión en las raíces nerviosas vecinas, de modo que
determinados grupos musculares ya no pueden controlarse.
A parte de la rigidez, la osteoartritis espinal tiene otros síntomas como dolor
en los hombros, pecho, brazos y dolor en el cuello. Dificultad para caminar,
falta de coordinación, sensación de hormigueo en las manos, brazos, pies y
piernas, reflejos reducidos y pérdida de la función intestinal y de la vejiga.
El entrenamiento periódico
previene la espondilosis
Como ya hemos dicho antes, la espondilosis puede aparecer en cada zona de
movimiento de la columna vertebral, sin embargo, las zonas de las vértebras
cervicales inferiores y de las vértebras lumbares son las más afectadas, ya que
son las que reciben la mayoría de la carga. Dependiendo del tamaño de la
espondilosis aparecen limitaciones de la movilidad y dolores, si se quiere
prevenir la enfermedad o evitar que avance, tras consultar con el médico deben
practicarse periódicamente deportes de mantenimiento como nadar, correr, montar
en bici o practicar gimnasia estabilizadora.
Tratamiento
En esta patología el tratamiento
puede incluir cirugía, en caso de que el tratamiento conservador no consiga
reducir los síntomas o cuando los mismos indican que existen daños neurológicos (debilidad en las extremidades, por
ejemplo).
El
tratamiento fisioterapéutico incluye, la reducción de la inflamación y del dolor con terapias
manuales y en caso de que fuera necesario, medicamentos recetados por el médico. También podemos utilizar
termoterapia y crioterapia para reducir
el dolor y la inflamación. Cuando la persona presenta un dolor intenso,
se recomienda reposo por un período breve (uno o dos días), seguido de un período
de actividad limitada (también se pueden recomendar breves períodos de ejercicio ligero controlado).
Fuentes: