"Si puedes soñarlo, puedes hacerlo"

martes, 23 de diciembre de 2014

Condromalacia rotuliana


La Condropatía Rotuliana hace referencia a la lesión del cartílago articular de la rótula que se manifiesta con dolor en la parte anterior de la rodilla, se clasifica en cuatro grados según su extensión y severidad.
Durante muchos años se han producido errores al usar el término Condromalacia Rotuliana, y aplicarlo a todos los cuadros de dolor anterior de la rodilla. En la actualidad se prefiere usar el término “Condropatía”, en  referencia a los casos en los que el dolor es producido por una lesión del cartílago.

Este Síndrome Femoropatelar que es uno de los procesos traumatológicos más frecuentes tanto en deportistas como en no deportistas, es debido a múltiples causas. La Condropatía Rotuliana está facilitada por los traumatismos y movimientos repetidos de la rodilla que producen compresión del cartílago, por factores estructurales como la alineación de la rodilla o la posición de la rótula, por insuficiencia de la vascularización del hueso bajo el cartílago, o por factores personales del paciente que facilitan la degeneración del cartílago.


En el cuadro clínico no siempre existe una correlación entre las manifestaciones clínicas y el grado de lesión anatómica, es decir, que pueden existir procesos muy dolorosos, incluso invalidantes, con una afectación mínima del cartílago.
Clínicamente, mediante la exploración física, es muy difícil distinguir la Condropatía Rotuliana de otros procesos que producen dolor anterior de la rodilla. Se espera que las mejoras en la definición de la resonancia utilizando técnicas como Artro-resonancia (Suma de imágenes de Resonancia y TAC tras inyectar contraste en la articulación) y con Resonancias Magnéticas de alto campo, permita el diagnóstico de estas lesiones sin tener que recurrir a la artroscopia exploradora, técnica que en la actualidad marca el diagnóstico definitivo de Condropatía Rotuliana.

Tratamiento fisioterápico

El primer paso en el tratamiento es solucionar los factores que desencadenan o agravan el cuadro: desalineación de la rodilla, rótula alta, obesidad, meniscopatía…
Podemos distinguir dos orientaciones distintas en función del objetivo pretendido.

1.       Terapia analgésica y antiinflamatoria en la fase aguda:
-   Electroterapia; microondas, ultrasonidos, iontoforesis, láser sobre puntos dolorosos, TENS, Interferenciales bipolar y tetrapolar…
-          Masoterapia; de descarga, en especial sobre el cuádriceps y el tensor de la fascia, drenaje en lucha contra la hidrartrosis, desfibrosante…
-          Hidroterapia; baños calientes con masajes y movilización activa bajo el agua en suspensión y en descarga.
-          Termoterapia; infrarrojos y parafango.
-          Crioterapia

2.       Tratamiento reeducador y potenciador en la fase subaguda:
En esta fase cobra una gran importancia la exploración física del paciente y su morfotipo, pues ello nos permitirá un tratamiento individualizado y personalizado, y en ningún caso estandarizado. No tenemos que olvidarnos de trabajar la propiocepción sobre todo en tratamientos largos y limitantes.
Como fisioterapeutas tenemos que cuidar que nuestros pacientes cumplan unas reglas mínimas para llevar una buena higiene de vida:
-          Evitar flexión y extensión de rodilla en carga como la posiciones de cuclillas, de rodillas...
-          Evitar ascenso y descenso repetido de escaleras.
-          Moderar u orientar la práctica deportiva; corregir gestos deportivos dañinos para la articulación  
-          Vigilar la dureza del terreno y controlar pliometrías.

Fuentes:

No hay comentarios:

Publicar un comentario