Las
quemaduras son situación catastrófica que puede dar lugar a una importante
disminución de la función. Aproximadamente un 4% de los pacientes quemados
precisaron ingreso hospitalario, con una supervivencia del 95%. La presencia de
inhalación de humo reduce la supervivencia al 30-50%
Cuando un paciente ingresa en la unidad de
quemados, respecto a la fisioterapia lo primero que debemos realizar es el
balance articular y muscular. Se debe efectuar lo antes posible, cuando lo
permita el dolor y el edema. En el caso del balance muscular se valoran los
grupos musculares de los segmentos no implicados en la lesión.
El porcentaje de cuerpo quemado se calcula
con la regla del 9 y del 1, donde todas las áreas del cuerpo deben sumar 9 y la
palma de las manos corresponden a un 1%, como se muestra en la imagen:
Tratamiento de Fisioterapia en la fase aguda
La atención fisioterápica del paciente quemado tendrá como objetivo
prevenir las complicaciones y minimizar las secuelas.
Para ello se aplican: fisioterapia respiratoria, tratamiento postural y
cinesiterapia (con la finalidad de luchar contra el edema y prevenir las
secuelas).
Fisioterapia respiratoria
Si el paciente manifiesta síndrome de inhalación se sospecha que pueda presentar
complicaciones respiratorias a la larga, o si padece alguna patología de esta
índole, es necesario comenzar de inmediato con fisioterapia respiratoria. La
inhalación de humos se asocia con una mortalidad elevada, y aunque a su ingreso
no presente problemas respiratorios, éstos pueden manifestarse a las pocas horas
o dentro de los primeros días.
Si el paciente no ha sido sometido a ventilación mecánica y permanece
consciente el plan de tratamiento será:
- Reeducación diafragmática.
- Técnicas para la desobstrucción
bronquial; aumento del flujo respiratorio (AFE) y las vibraciones, cuidando la
intensidad de éstas. Cuando presentan quemaduras de tórax pueden resultar muy
dolorosas y aumentar la profundidad de la lesión.
- Si no aumenta su dificultad respiratoria,
y según la zona quemada, son efectivos los cambios de posición o las posturas
de drenaje, ejercicios de expansión costopulmonar y el uso del incentivador.
Tratamiento postural
El paciente quemado presenta a las 24-48 horas un edema importante que nos
impedirá realizar las técnicas apropiadas para su tratamiento.
Al estar el paciente mucho tiempo en la cama, adopta posturas viciosas que
nos ocasionarán problemas en áreas de las articulaciones, limitándose la
movilidad y la extensión, por lo que se debe evitar la flexión y la abducción. Por
lo tanto el siguiente paso será colocar al paciente en postura de extensión y
adducción, aunque no sea la posición funcional de esta articulación, tendiendo
a la posición cutánea máxima.
Si el paciente no colabora se mantendrá por medio de almohadas, de no
conseguirlo se recurre a las férulas. Los primeros días es necesario un
riguroso seguimiento para detectar zonas de presión y estado de la piel, que se
intercala con períodos de cinesiterapia pasiva y activa, dependiendo de los
diferentes estadios.
Posición de las superficies quemadas
Es muy importante como ya hemos dicho mantener al paciente en una buena postura
según la zona afectada, e ir intercalando para que no se produzcan rigideces ni
deformidades, a continuación vamos a nombrar algunos ejemplos:
-
Si el área quemada corresponde a los segmentos
corporales de la cabeza o el cuello, es necesario desterrar las almohadas,
manteniendo en posición de hiperextensión o extensión. Por circunstancias del
paciente (dolor, no colaboración) se puede recurrir a órtesis como un collarín
o un rollo hecho con vendas, que le resulta más confortable. Si precisa
hiperextensión forzada se puede recurrir a una almohada a lo largo del raquis.
-
En las quemaduras de la cara anterior
del tórax, axila o en la articulación del hombro se situará el miembro superior
en abducción de 90° y rotación externa. La retropulsión no está indicada porqué
se puede elongar el plexo braquial, por lo que será mas recomendable mantener
una antepulsión de 10°. Se debe vigilar la postura principalmente en los niños
ya que puede dar lugar a escoliosis o cifosis.
Zonas injertadas
Otro de los datos a tener en cuenta es el conocimiento de las zonas
injertadas. Anotaremos si el injerto es de un donante o, por el contrario,
sustitutivos temporales de piel como, por ejemplo, Biobrane, empleado cuando la
superficie quemada es muy extensa y no tenemos piel suficiente, o en espera que
la piel se recupere, como en el caso de la necrólisis epidérmica tóxica.
Antes de la realización del injerto el fisioterapeuta aplicará
cinesiterapia, evitando las maniobras intempestivas y dolorosas. Una vez
injertado esa zona permanecerá inmovilizada hasta que comience la
revascularización, entre cinco y siete días, mientras que en las zonas no
injertadas se continúa con el plan terapéutico. Finalizado el período de
revascularización se inicia el programa de cinesiterapia activa suavemente.
A los nueve o 12 días de la intervención, y después de la retirada de los
puntos, será necesario efectuar estiramientos con la finalidad de prevenir la
retracción de la piel.
Al finalizar un paciente su estancia en la Unidad de Quemados se efectúa una
valoración final que incluye como puntos fundamentales:
-
Balance articular y muscular tanto
analítica como funcionalmente.
-
Hipertermia de esfuerzo, dada por las
modificaciones de la piel cicatrizal.
-
Persistencia de edema.
-
Estado del injerto; existencia o no
de zonas necrosadas.
-
Fase de la cicatrización; estado de
la cicatriz y zonas retráctiles.
-
Amputaciones, úlceras por decúbito.
-
Sensibilidad; en la fase cicatrizal
aumenta la sensibilidad al calor o al frío. Conviene recordar al paciente que
no debe exponer al sol o al frío la cicatriz nueva
El paciente quemado continúa con asistencia a nivel ambulatorio hasta
alcanzar el máximo grado de recuperación, momento en que se procede al alta
definitiva.
Fuentes:
Es muy vanguardista el uso de la cinesiterapia ayudan mucho en la actualidad
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