"Si puedes soñarlo, puedes hacerlo"

jueves, 12 de febrero de 2015

PROPIOCEPCIÓN

La propiocepción hace referencia a la capacidad del cuerpo de detectar el movimiento y posición de las articulaciones, así como el estado de los músculos (diferentes grados de tensión y relajación).

Existen distintos receptores en músculos, articulaciones y ligamentos que reciben el nombre genérico de propioceptores, puesto que son los encargados de recibir la información propioceptiva, y comunicar el estado y posición en que se encuentra una articulación.
El sistema propioceptivo tiene una gran importancia en la vida cotidiana, si cerramos los ojos y alguien nos coloca nuestra pierna o nuestro brazo en una posición determinada (flexionado, extendido, girado…), sin abrir los ojos sabemos perfectamente cómo está esa extremidad. Esto es debido a que todos los componentes del sistema propioceptivo están enviando información sobre grado de estiramiento de los músculos, sensaciones transmitidas por la piel, sensaciones de la articulación… y esto permite que, en todo momento, nuestro organismo sepa exactamente lo que estamos haciendo. Esto es importante para todos los gestos cotidianos: medir la distancia para subir unos escalones, correr para coger el autobús, recuperar el equilibrio tras sufrir un traspiés…

Si es importante en estos pequeños gestos, todavía lo es más en una actividad más intensa, como pueda ser la práctica deportiva. Un deportista tiene que tener un entrenamiento propioceptivo muy intenso para que su cuerpo sea capaz de reaccionar con precisión e inmediatez a las exigencias estresantes de la competición: ajustar la fuerza para un revés de tenis, calcular la distancia de salto y disparo en baloncesto o balonmano, medir las zancadas para un salto de altura o longitud… Los deportistas realizan una intensa recuperación de la propiocepción después de haber sufrido una lesión.
Al igual que los deportistas todos deberíamos entrenar nuestra propiocepción tras haber sufrido una lesión, y no solamente después de la recuperación, si no que el entrenamiento de esta propiocepción debe llevarse a cabo durante toda la recuperación.

Para trabajar el Sistema Propioceptivo, la Fisioterapia cuenta con multitud de técnicas muy simples pero eficaces. Se trata de ejercicios sencillos, que tratan de someter a la parte lesionada a pequeñas dificultades progresivas: desequilibrios, ejercicios en superficies inestables o con ojos cerrados… De esta manera reeducamos a nuestros receptores para que vuelvan a transmitir la información de manera correcta.
El ejercicio de propiocepción siempre debe de estar controlado por un fisioterapeuta que indique los ejercicios y dificultades a realizar en función del estado de la lesión, así el profesional también puede mandar ejercicios para realizar en casa.  En el entrenamiento de la propiocepción es importante que haya variedad de ejercicios y que usemos mucho la imaginación, (todo vale, solo tenemos que adaptarlo al paciente y a su lesión). Si todos los días le dices al mismo paciente que le toca el mismo ejercicio durante tantas repeticiones se lo tomará como algo aburrido y rutinario, tenemos que lograr que pongan ganas y se interesen por ello sobre todo hablando de personas de la tercera edad y de niños.

  
A continuación nombramos algunos ejercicios propioceptivos a realizar:

-        - Tumbado, con una pelota bajo el hueco poplíteo, mantenemos una postura relajada y presionamos con fuerza hacia abajo provocando la extensión de la rodilla con una contracción isométrica de la musculatura del cuádriceps.


T   -Tumbado boca abajo, en posición relajada, colocamos una goma elástica a la altura del tobillo y, desde esta posición, realizamos flexión resistida de rodilla. La disposición del elástico resistirá el movimiento de flexión y asistirá la vuelta a la posición inicial. Cuanto más tensemos el elástico, mayor tensión tendremos que hacer en la flexión y más cuidado tendremos en la vuelta a la posición inicial para evitar tirones bruscos.


S   -Sentado sobre un fit-ball hacemos un apoyo unipodal. El fisioterapeuta se sitúa delante de nosotros y nos lanza un balón variando la dirección (arriba, abajo y a los lados). Para aumentar aún más la dificultad de este ejercicio aumentaremos la velocidad de los lanzamientos, podemos lanzar  una pelota (disminuir el tamaño del objeto) o hacer lanzamientos más alejados de la línea media del cuerpo.



-        - De pie, espalda apoyada contra un fit-ball a la altura de las lumbares y contra la pared, el apoyo de los pies adelantado unos cm respecto al eje longitudinal del cuerpo, llevaremos las rodillas a flexión de 135º y ahí mantenemos la posición durante 1 minuto, volvemos lentamente a la posición inicial, descansamos unos segundos y repetimos el proceso, pero esta vez flexionamos las rodillas hasta 90º, de forma que vamos a ir alternando varias angulaciones de trabajo. Para añadir dificultad a este ejercicio podemos realizarlo sobre apoyo de una sola pierna, en cuyo caso no superaremos angulaciones de 135º, al menos los primeros días.



Fuentes:



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